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La pérdida de un ser querido

La pérdida de un ser querido

perdida de un ser querido
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perdida de un ser queridoLa pérdida de un ser querido es un acontecimiento muy estresante que casi todas las personas tendrán que afrontar a lo largo de la vida. La pérdida de un ser querido es un acontecimiento muy estresante que casi todas las personas tendrán que afrontar a lo largo de la vida.

A partir de la experiencia profesional, la SECPAL ha elaborado esta guía con el objetivo de proporcionar a las familias los elementos necesarios para hacer frente a estos momentos difíciles y conseguir, en la medida de lo posible, una vida equilibrada. Se ofrece información sobre qué es el proceso del duelo, su duración, sus manifestaciones y orientaciones y recursos que le ayuden a usted y a otras personas de su entorno a tolerar la pérdida sufrida.

El duelo es el proceso de adaptación que permite restablecer el equilibrio personal y familiar roto con la pérdida de un ser querido. Resulta especialmente relevante cuando se pierde a alguien muy importante y, pese a ser algo natural, puede suponer un gran dolor, desestructuración o desorganización.

El duelo se caracteriza por la aparición de pensamientos, emociones y comportamientos causados por la muerte del ser querido. «Cuando alguien importante muere, una parte de nosotros muere con él» y esto, inevitablemente, provoca dolor.

A pesar del sufrimiento que causa la pérdida de un ser querido, el duelo es normal y ayuda a adaptarse a la pérdida, prepara para vivir sin la presencia física de esa persona y mantiene el vínculo afectivo de forma que sea compatible con la realidad presente.

No suele ser necesario el empleo de fármacos. Si el malestar es excesivo, puede ser conveniente buscar orientación y guia en los profesionales. No se puede decir que el duelo se mantiene un tiempo determinado porque su duración es muy variable. Aún así, podemos considerar que los dos primeros años suelen ser los más duros, luego se experimenta un descenso progresivo del malestar emocional.

De todos modos, cada persona tiene su propio ritmo y necesita un tiempo distinto para la adaptación a su nueva situación.

Durante el proceso del duelo se pueden producir una serie de pensamientos, sentimientos y conductas fruto de la pérdida y que, en principio, se pueden considerar normales. La mayoría de los científicos opinan que la reacción a la muerte de un ser querido es algo muy humano por extraña que sea la forma de presentarse.

Algunas de estas manifestaciones son: Sentimientos Sensaciones físicas como Tristeza, Opresión en el pecho, Enfado, Opresión en la garganta, Culpa y auto-reproche, Hipersensibilidad al ruido, Bloqueo, Falta de aire, Ansiedad, Debilidad muscular, Soledad, Falta de energía, Fatiga, Sequedad de boca, Impotencia, Vacio en el estómago, Anhelo, Sensación de emancipación, Despersonalización, Alivio, Insensibilidad, Confusión, etc. Conductas y Pensamientos como Soñar con el fallecido, Incredulidad, Evitar recordatorios, Confusión, Preocupación, Alucinaciones breves, Llorar, Atesorar objetos, Sentido de presencia, Buscar y llamar en voz alta, etc.

Al principio, la imagen de la pérdida de un ser querido ocupa por completo la mente del doliente. Se le recuerda constantemente y se echan de menos pequeños detalles de la vida cotidiana que se compartían con él o con ella. Con el paso del tiempo, se alternan estos momentos de recuerdo doloroso con la paulatina reorganización de la vida externa e interna. Progresivamente, van espaciándose los recuerdos más amargos para dar paso a los que resultan más apreciados.

Puede haber y habrá períodos de recrudecimiento en fechas señaladas (navidades, cumpleaños, aniversarios, etc.) sin que esto suponga una ruptura de la normalidad. Se dará también una separación de los objetos personales del fallecido, guardando solamente los que considera como particularmente evocadores y significativos Confinado –al principio- en su casa y soportando las visitas, ahora acepta salir y ver progresivamente a parientes y amigos y establecer nuevas relaciones. El dolor y la pena van disminuyendo y la persona experimenta alivio (hace años se decía “estar de alivio” cuando una persona dejaba de “estar de luto” y cambiaba progresivamente las ropas negras por ropas grises, blancas y malvas).

Llega, por fin, un momento en el que la persona en duelo retoma las ganas de vivir, mira hacia el futuro, se interesa por situaciones nuevas y es capaz de ilusionarse de nuevo y expresarlo.

En los niños, las manifestaciones de duelo normales pueden presentarse inmediatamente después de la pérdida o pasado un tiempo de la misma. Las más frecuentes son las siguientes:

– Conmoción y confusión ante la pérdida de un ser querido.

– Ira, manifestada en juegos violentos, pesadillas e irritabilidad.

– Enojo hacia los otros miembros de la familia.

– Gran temor o miedo a perder al padre o madre que aún sigue vivo.

– Vuelta a etapas anteriores del desarrollo. Esto hace que actúe de manera más infantil, por ejemplo, exigiendo más comida, más atención, más cariño, hablando como un bebé, etc.

– En algunas ocasiones pueden creer que son los culpables de la muerte de su familiar por cosas que han dicho, hecho o deseado, (como por ejemplo: “no quiero volver a verte”…).

– Tristeza que puede manifestarse con insomnio, pérdida de apetito, miedo prolongado a estar solo, falta de interés por las cosas que antes le motivaban, disminución acentuada en rendimiento escolar y deseo de irse con la persona fallecida.

En la sociedad actual, difícilmente se les autoriza a los dolientes a expresar su pena de forma natural. Amigos y conocidos pueden escuchar atentos e intentar consolar a la persona que está en duelo al principio, pero poco a poco van volviendo a la rutina diaria y, probablemente, van modificando su actitud, exigiendo al doliente un cambio en su comportamiento y transmitiéndole mensajes como: “La vida sigue”, “No te atormentes más” o “Tienes que intentar olvidar”, “Hay que salir y distraerse”. Se tiende a pensar que la pérdida hay que superarla rápidamente y sin ningún tipo de ayuda, aunque realmente no es así. El peso del dolor de la pérdida de un ser querido resulta más soportable cuantas más espaldas cargan con él.

 

Podéis descargaros esta guía, pinchando aqui

 

Fuente de la imagen: blogspot

Fuente del texto: información extraída de la propia guía.

 

Una respuesta

  1. Franko dice:

    Perdi a mi padre más de dos décadas ya,creo estar preparado pero con el tiempo llegan sentimientos que. Tenía tal vez encádenados.luego yo y hermanos cuidamos a mi mádre,yo directamente.al final también partió ella y yo fui quién la encontró.pasaron ya 7 años y. no puedo decir que los supere.Debi dividir mi herencia y vender por partes mi propiedad que fue de mi pádre.Hace poco mi casa por 50 años se debió derumbar y no pude estar presente.Mis hijos son maravillosos y me ayudaron mucho.Miles de veces soñé con mis padres año tras año,abandonar mi casa de un día a otro fue horrible.,contaba estás unos meses aún,pero no ocurrio.seria largo de contar lo que sentí.Pero debo decir que mi cónyuge actuó deplorable mente y decirlo por fin es algo que me liberá puesto que desearía gritarlo.Escribo ahora con una tablet y no me resulta fácil expresar perfectamente todo lo que querría,pero por fin por primera vez puedo hacerlo.

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